.

.

martes, 29 de noviembre de 2011

Ecos de sociedad

“Desengáñate amigo mío, cada estirpe por fina que sea tiene su Jesús Gil fundador en algún sitio. Si los buscas los encuentras. Todo consiste en revolver un poco. Desde los recientes horteras sobrevenidos con el Régimen en 1939 y, como se dice ahora, actualizados con el Cambio en 1976, hasta el Duque de Alba.

Estos, digamos recién llegados, todavía son muy horteras porque aún tienen a su tío Jesús muy próximo; una o dos generaciones. Ya sabes… las licencias de importación, los cupos de hierro, el estraperlo, Regiones Devastadas -recicladas en puertos deportivos-… en fin todos aquellas oportunidades u obsequios con los que Su Excremencia fue construyendo su burguesía. Porque, claro, todo poder ha necesitado una corte corrupta de lameculos bien cebados. Luego vino la actualización del patio de Monipodio del rey Felipe.”

Quien se expresa con esa deslumbrante lucidez es mí amigo El Magnolio; hombre de múltiples y sólidas erudiciones que, por alguna razón que se me escapa, siempre ha tenido una cierta debilidad por asuntos relacionados con la silvicultura genealógica.

De cualquier manera, no es que el poder y la corrupción vayan de la mano, como una fatalidad. No. Es peor. Una vez adquirido el poder, vaya usted a saber cómo, el nuevo problema que trae consigo es la necesidad de conservarlo; y para ello hay que contar con amigos. Con conseguidores, como se dice ahora ¿La solución? Vender un poco de poder en trocitos pequeños. Cuanto más se tenga, más fácil es renunciar a un trocito. Por eso si el poder ya corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente.

Seguramente desde el final de la Edad Media, los conseguidores de los monarcas, católicos o no, hacían méritos a punta de cuchillo, o de espada que para el muerto era lo mismo, y por ellos eran recompensados. O rendían otros servicios más ordinarios, como financiar la aventuras militares con los beneficios que sus rebaños de merinas les proporcionaban. Sus herederos aprendían a leer y listo. Acababan siendo unos marqueses de Lozoya presentables.

Hay una familia en el oriente asturiano en la que un ancestro, allá por el Renacimiento, cargó sobre sus fuertes hombros de gañán al joven Emperador flamenco, para preservar el delicado terciopelo de sus escarpines, cuando aquel mozalbete de Gante vino a conocer su finca heredada y desembarcó en San Vicente de la Barquera -¿o fue en Santillana? A lo mejor fue en Villaviciosa- Resultado: fundación de la estirpe del Marquesado del Real Transporte, con uno de cuyos últimos avatares, hace años, tuve el honor de desparramarme en torno a unas cajas de sidra. Yo, no él, que siempre vestía un blazer para ir a las sidrerías.

Y así es como el comentario de mí compadre -impagable maestro de agudezas- me parece hoy muy pertinente, como de costumbre.

Se produce en un momento en el que, inesperadamente, se ha acabado un llamado período electoral, cuya duración parecía no tener fin, y nuevas o novísimas prosapias colocarán, si Dios no lo remedia, el primer sillar de su pelaje. Ya se sabe; se empieza haciendo una marca de tijera en el lomo de un choto en el mercado de ganado y se acaba colocando un blasón en la tapia del adosado. Es lo que ahora conocemos por “logofilia”, pero que es una manía muy antigua.

De todas formas, hay que reconocer que ser cesado en un período como el actual, con un horizonte tan sombrío, es una verdadera putada. Aunque… a lo mejor, lo es algo menos.

A lo largo de un disfrute del poder de ocho años hay que ser un manazas o un soñador para no crearse una red de estómagos más o menos agradecidos, que le proporcionen a uno la plataforma adecuada desde la que desarrollar toda la potencialidad contenida en el más valioso de los bienes adquiridos : la agenda. O la Blackberry que, mira tú como son las cosas, resulta que no es una zarzamora.

Así nacen las nuevas sagas. Los linajes de los que nadie recordará su origen en un productivo ERE, pasados unos decenios. Y eso es así porque a los propios vástagos de los corruptos, o sea sus descendientes directos, en los colleges de North Caroline donde estudiarán, nunca les hablarán de los sucios barrizales en los que chapoteaba su padre.

Todo lo contrario de lo ocurrido a sus predecesores en el dudoso arte de la hijuela mal adquirida, que se educaron en el Colegio del Pilar, y a quienes el padre Anselmo les glosaba a menudo la figura benefactora de su papá. El de ellos, no el del cura.

Tampoco sus futuros partners, en el despacho de marketing en el que los colocarán al final de sus estudios, pensarán que son otra cosa que unos niños mimados como ellos mismos. O sea lo que ahora se conoce como pijos.

Luego construirán con otras gentes ideológicamente decentes una urbanización muy exclusiva llena de Cayenes y Termomixes. En ella habitarán una buena proporción de ex-algo, y sus raíces poco presentables se irán difuminando en virtud de una eficaz endogamia. Y la llamarán tal vez 110 Villas, para distinguirla de la de la generación del tío Felipe; pero eso sí; también esta estará llena de artistas, actores, diseñadores y otros graciosos de vitrina.

Y encima los pobres ingenuos no sabrán que son unos horteras, porque ¡oye tú! los horteras siempre han sido de derechas… ¿o qué?

Eso sí, hay una saga que se está consumiendo. Aquello que daba tanta risa y que era llegar a ser un notable de izquierdas teniendo un progenitor falangista de primera hora, reciclado o no, se está acabando por simples razones biológicas. Ya no hay Oucas-Leles que paren la circulación en la Plaza de la Cibeles un día laborable a las 13 horas, para hacer una fotografía-obra-de-arte de a cinco millones de pesetas la pieza por encargo del Ayuntamiento.

Y todo porque papá Tomás Allende y García Baxter, falangista de vieja cepa, de los que en los ’80 aún conservaban intacta su revolución pendiente, y presidente de Telefónica a la sazón, use uno de sus artefactos para hablar con el alcalde, o alguno de sus guardaespaldas políticos, de la niña hiper-progre que le ha salido.

Por cierto y hablando de crisis; de entre los personajes que conocí en mis tiempos de “La Gaceta”, este mismo sujeto fue el único que se permitió desmelenarse con un speech digno del Benito Mussolini más efervescente –de quien por otro lado se declaró abiertamente rendido admirador- al hablar de las medidas gubernamentales más adecuadas en su opinión para salir de la crisis económica de la época en que lo entrevistamos.

Y por seguir con urbanizaciones; la crónica del corazón, que se ha ocupado estos días del transcendental asunto del futuro hogar de los Rodríguez (José Luis y Sonsoles), señalaba alarmada la desavenencia manifestada por el dúo gótico, respecto del proyecto expresado en su día por los papás -y las mamás- de volver a la bucólica calma provinciana de León.

El rechazo de las raíces que encierra ese gesto, por parte de las nuevas generaciones, ilustra lo expresado más arriba. Pero la querella ocasionada por el afán juvenil de permanecer en la capital, no se ha resuelto de cualquier manera. Oye, no se trata de instalarse en la Milla de Oro, como el tío Felipe. Ni en Chamberí, donde vive gente tan poco recomendable como yo. Ni mucho menos de Chueca, que es jardín de florecillas tempranas como Zerolo. No. La cosa va de Somosaguas, no sé si me entiendes…

Bueno, pues nada. Acomodémonos en nuestra butaca y a gozar del espectáculo, que no por previsible hasta la náusea será menos grotesco.

Pero es que la alternativa sería mirar a Rajoy, con una sombrilla en la mano y todos los focos reflejados en su ajustado traje de lentejuelas, intentando dar el triple salto mortal en la cuerda floja de la crisis.

Y oye, uno no está para sustos.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Carta abierta a los alegres compadres de Sol.

Estimados conciudadanos indignados, concienciados, solidarios y otras hierbas (toleradas, que no legalizadas)

Os envío esta nota como respuesta a las supuestas invitaciones que me ha parecido ver sugeridas en vuestras declaraciones animando a participar en referéndums, ocupaciones de espacios públicos, asambleas, manifestaciones y otras divertidas tareas.

Creo que es deber de todo ciudadano libre expresar sus opiniones sobre aquellos acontecimientos que afectan a la convivencia. No tanto para tratar de influir en ellos – al menos en mí caso- como para dejar constancia de que nada de eso me resulta en absoluto indiferente.

En consecuencia, me veo obligado a declarar, ahora y aquí, mí más cordial desacuerdo con los principios esenciales de vuestra propuesta y a exponer asimismo las razones de mi rechazo.

Tal vez sea bueno aclararos ante todo que el objeto de mí rechazo son los “fundamentos políticos” de vuestra actitud y no los aspectos concretos de vuestra reclamación. Respecto de esto último, algunas de vuestras observaciones sobre el mediocre, cuando no nefasto, funcionamiento de muchos de los instrumentos del Estado, habría que ser un necio para no suscribirlas.

Pero el verdadero problema no radica, en mí opinión, en algo tan evidente como la pésima gestión desarrollada por los dirigentes elegidos libremente por nosotros. No. La cuestión esencial se sitúa en un terreno mucho más difícil de manejar. Es este un terreno en el que no hay papel de víctima en el que refugiarse. En él es inútil pretender trasladar la responsabilidad a ”un culpable”. A un demonio “origen de todos los males”.

Ese es un escenario que nunca montarán los políticos. Porque a muy pocos autores se les ha ocurrido nunca escribir una obra declarando culpable de algo al publico cuyo aplauso se ambiciona. Y si ha habido alguno probablemente haya acabado dedicándose a otros menesteres.

Y, sin embargo, yo opino que nada se conseguirá en la búsqueda de soluciones a nuestros problemas colectivos sino empezamos a indagar por el principio, de una vez por todas. Es decir, en torno a algo tan aparentemente absurdo como es la hipótesis de que los primeros, verdaderos y únicos responsables de cualquier situación que nos afecte podamos ser nosotros mismos; los propios ciudadanos.

Y el caso es que no se trata de nada absurdo ya que desde hace treinta y tres años los españoles hemos aceptado vivir en un Estado regido por un sistema democrático. Sistema, por cierto, que nos fue impuesto afortunadamente, porque si por el pueblo soberano fuera, aún seguiríamos venerando la imagen de “aquel santo”, ante el catafalco del cual hemos visto desfilar tres millones de afligidos adoradores. (Supongo que todos ellos votarían al PSOE algunos meses más tarde)

[Lo expreso así porque, siempre en mí modesta opinión, los pueblos suelen vivir bajo el régimen que prefiere la mayoría; ya sea este dictatorial o democrático. Y ya sea así mismo motivado por voluntad, por complicidad, por desidia cívica o por todo ello a un tiempo]

Lo que suele conocerse por democracia [digamos “moderna” para distinguirla de la “clásica” de los atenienses] no es ni más ni menos que un mecanismo de relaciones políticas. Un sistema. Una herramienta sin cualidades. Y por lo tanto neutral. O sea que en ningún caso puede ser de izquierdas, de derechas, de arriba o de abajo…

Aunque en boca de Alexis de Tocqueville y hablando de la Revolución Americana, sería mejor describirla como “actitud individual”; un estado de ánimo adoptado por una mayoría. Definición (o más bien deseo) con la que no puedo estar más de acuerdo. No se puede simplemente asumir la democracia. Eso significaría que también se podría asumir cualquier otra ocurrencia política, o dejar de asumirla si las circunstancias cambiasen.

Se es demócrata, como se es decente. Y probablemente por razones análogas. Y no se deja nunca de serlo porque para ninguna de las dos cosas hay alternativa.

En cualquier caso, ese sistema es lo que es. Con todas las limitaciones que le impone el problema esencial que tratamos de resolver con él : la convivencia con nuestros semejantes. Y a nadie se le ha ocurrido nada menos malo, de momento.

Si os soy plenamente sincero, al ver el adjetivo calificativo REAL de vuestro lema, se me disiparon algunas de las dudas que la novedad de vuestra aparición me había suscitado.

Para mí, que empecé a suspirar adolescentemente con el término DEMOCRACIA allá por los últimos cincuenta, todo adjetivo asociado a esa palabra, por ejemplo “popular, orgánica, bolivariana, islamista, progresista, real o imaginaria”, denota en quien lo utiliza una de estas dos cosas: a) O no ha alcanzado el grado de madurez política mínimamente exigible a un adulto consciente (pocos), y b) O simplemente es un anti-demócrata (la mayoría).

Con las frecuentes fórmulas bienintencionadas que tratan de mejorar la "mala salud" sempiterna de la dichosa democracia, pasa exactamente lo mismo. “Hay que profundizar en la democracia”. “Reclamamos una regeneración democrática...”

Al parecer Diderot, Montesquieu, Jefferson y compañía no fueron lo suficientemente buenos como para detectar la superficialidad de su invento, ni su probable degeneración. Menos mal que han aparecido entre vosotros unos inspirados “expertos en cada materia” que van a salvar a nuestra recién estrenada/caducada forma de convivir, sacándonos de nuestro porfiado error.

Lo malo es que algunos de nosotros procedemos de los ambientes políticos en los que se inventaron hace muchos años todos esos trasnochados cachivaches ideológicos [que parecen tener siete vidas] que presentáis como el top del top político. El olor a naftalina que desprenden es tan persistente que se percibe incluso a través de esa maraña reticular en la que tanta gente anónima parece estar ”enredada”.

De momento, vuestros “expertos” no me han contado nada que no sepa que es falso desde hace más de cuarenta años. Y a no ser que tengan alguna idea original guardada donde yo no puedo verla, creedme, no tienen mucho futuro. O a lo mejor sí. Y entonces… ¡ Dios nos coja confesados!

¿Qué decir del “referendum”, arma predilecta de todo dictador que se precie?

¿Qué legitimidad tienen sus organizadores? ¿Alguien los eligió y no me enteré? ¿A quién se refiere en concreto el impersonal SE en vuestra expresión: “La formulación exacta de las preguntas SE irá concretando durante los próximos meses”?¿Es un impersonal o un reflexivo ese SE? ¿Cuánta gente se supone que es suficiente para legitimar el proceso, sus mecanismos, su contenido y las conclusiones derivadas de su “resultado”? ¿Con qué autoridad moral, u otra, una minoría (necesariamente) decide quién o quienes dirigirán esa experiencia? ¿Cuántas consultas populares habrá que convocar al cabo del año? ¿Puede un país moderno estar sometiendo permanentemente sus decisiones urgentes a un proceso asambleario?¿No correrá ese país el riesgo de morirse de igualitarismo que es, al fin y al cabo, una muerte como otra cualquiera?

Leyendo al profesor Ferrán Gallego de la Universidad de Barcelona, y uno de los especialistas más respetados en el estudio de los precedentes y desarrollo del nazismo en la Alemania de entreguerras, se llega a la conclusión de que una de las estrategias más eficazmente utilizadas por la peste parda para ganar las elecciones de Septiembre de 1930, fecha de la "postura" del huevo fatídico, fue la de una política de presencia física, de ocupación de los espacios públicos de la indefensa República de Weimar.

Esa presencia permanente, ubicua y obsesiva de unos signos de identidad y la tabarra cacofónica de unos símbolos astutamente escogidos, acabó por convertirse en una especie de refugio virtual para el espíritu del ciudadano alemán, aún no recuperado del terrorífico trauma de la Gran Guerra , en el que esconder sus temores crecientes a un colapso total. Temores realimentados durante varios años por la verborrea demagógica y el populismo ramplón de los profetas del apocalipsis democrático.

“En cierto sentido tienen bastante razón” aseguraban ciertas almas cándidas. “En realidad son un mal menor” declaraban los optimistas incorregibles. Parecería un mal mayor o un mal menor, pero tres años más tarde, y precisamente mediante un referendum sin sombra de duda respecto de su rigor democrático, se otorgaron al fantoche bohemio los plenos poderes con los que inició su portentosa carrera. Su hazaña culminó doce años más tarde con un “aligeramiento” de la población mundial estimado en 70 millones de sus habitantes.

También los nazis contaban con “experten" en muchas materias útiles para sus fines y supieron emplearlos con gran eficiencia. Las técnicas de integración de masas, desarrolladas entonces en base a la recientemente inventada “propaganda”, lo fueron con tal eficacia que algunos de sus preceptos siguen en vigor actualmente, noventa años después.

Un buen ejemplo fue su innovadora utilización de un lenguaje semántico–emotivo en textos, imágenes y sonidos. La sustitución del discurso por la consigna. El uso de la emoción y no de la razón como vector primero del entendimiento. El slogan integrador como síntesis conceptual.

Fue algo así como el invento del fast food de la comunicación.

Aunque parezca increíble, algunas de las frases ingeniosas con vocación de grafittis de deslumbrante brillantez; obras maestras del tumultuoso triunfo de la adrenalina sobre el cerebro en el momento de su aparición en las paredes del París de los años sesenta, están sustituyendo aquí y ahora a la reflexión individual. Con la misma eficacia que tuvieron en su tiempo. Y con la “ventaja” añadida de que no hay ni siquiera necesidad de re-inventarlas, pues gracias al analfabetismo insuperable que afecta a las actuales masas de nuestro país, con traducirlas tal cual es suficiente.

¿Y qué decir de símbolos como el de “La Acampada”? Concepto este perfectamente absurdo, ya que solo se acampa en el campo, o por lo menos así era hasta la aparición de los trasmallos sociales. Ese bucólico enunciado, de astuta ambigüedad, reiterado infatigablemente mediante una apabullante tautología, se convierte en un aglutinante social poliédrico casi perfecto. Se le pueden atribuir toda clase de cualidades; el ser provisional, colectivo, horizontal, igualitario, molesto, “colorista”, okupa, alternativo, ruidoso, transversal, multicultural, transgresor...etc. Sin embargo, a pesar de eso y por encima de todo, lo que es de verdad es MEDIÁTICO.

Cuando una pintoresca anécdota protagonizada por una exigua minoría de ociosos aburridos alcanza su warholiano cuarto de hora de fama impreso en una página del “The New York Times”, la cosa empieza a ser inquietante. Y así fue efectivamente como se inventó la “Espanich Revoluchion” de mí querido Luis Español.

El mismo eco que consiguieron en su día los nazis con la ocupación permanente de las calles y cientos de miles de uniformados durante un año, lo conseguís hoy aquí diez mil perros-flauta en quince días. En eso la tecnología de la comunicación está cumpliendo una misión semejante a la de la radio en el año 1930, pero de una forma infinitamente más eficaz.

Por cierto, Rocky Suhayda,el presidente del ANP (American Nazi Party) ha animado a sus chicos a que apoyen el movimiento Occupy (indignados americanos inspirados en los españoles)con frases como "El actual sistema capitalista es depredador; recortar las prestaciones sociales es una ofensa, rebajar los impuestos a los ricos es absurdo", y hay que "resistir" contra la "avaricia de los banqueros de Wall Street". ¿Os suena?¿Os preocupa?

Si hombre sí, ya sé que no pueden establecerse analogías lineales entre todas esas cosas. ¡Claro! Ni lo pretendo. Simplemente las pongo de pié sobre el tapete por si una vez vistas así en conjunto y en perspectiva nos llaman un poco más la atención sus inquietantes similitudes. ¿Vale?

Y luego nos ponemos a pensar. Si no es mucho pedir, claro.

Con afecto.



P.S.
¡Ah! Se me olvidaba, creo así mismo que es mi deber declararme totalmente de acuerdo con vuestra petición de no otorgar nuestra confianza a ningún político. Entre los cuales, como es natural, estáis incluidos todos vosotros y vuestros “experten”.

lunes, 7 de noviembre de 2011

El prodigioso destino de un antisemita

“Y que sea lo que Dios quiera (aunque me temo que volverá a ser lo que quiera Yahveh!)”

Con esta ingeniosa frase terminaba un artículo titulado “Vote a Palestina en la ONU, señor presidente” en el blog de Federico Mayor Zaragoza el pasado 12 de Septiembre. Así mismo, y afirmando enérgicamente su vocación de guerrero del antifaz de la causa de los pobres y oprimidos del mundo entero, se desmelenaba animando a la manifestación convocada por el 15 M, con un indignado panegírico del movimiento okupa de la Puerta del Sol.

Además de apoyar asiduamente a ese prodigio de la pestilencia demagógica llamada Isabel Gemio, hace unos días se congratulaba de la admisión de la Autoridad palestina por parte de la Unesco, sede de su califato durante doce largos años, y remataba la jugada apoyando al candidato Rubalcaba en un mitin, al lado de un coro de conocidos lameculos del cesante chico de la guitarra. ¡Este muchacho es infatigable!

En cualquier caso, este a lo que parece inevitable personaje tiene una biografía ejemplar. Ejemplar porque simboliza paradigmáticamente un modelo de político español afortunadamente en vías de extinción. Incluso parece ser que ha declarado, en un desesperado esfuerzo de justificación, que su vocación de resistencia al sistema franquista comenzó desde su más tierna etapa estudiantil. No obstante, no ha aparecido de momento nadie que recuerde ese episodio, salvo él mismo. Merece la pena perder unos minutos con esta perla.

Aunque catalán de nacimiento (Barcelona 1934), se doctoró en Farmacia en Madrid en 1958. Fue catedrático en Granada cinco años después y se le proclamó “rector más joven del franquismo” en Junio de 1968 en esa misma universidad.

Como coincidencia significativa con esa gesta conviene recordar que esta tendría lugar un mes después de la expulsión de sus colegas Agustín García Calvo, Enrique Tierno Galván, y José Luis López Aranguren de sus respectivas cátedras, a causa de las escasas simpatías que manifestaban hacia un Movimiento del que, poco después, formaría parte nuestro Federico como Consejero Nacional.

En cuanto a su “protector”, el ministro de educación Villar Palasí, de cuya política de represión en los campus algunos guardamos un fresco recuerdo entre patético y vergonzante, parece ser que el Opus estaba detrás de su empeño por reformar la enseñanza con su tecnocrática Ley de Educación de 1971. Nombrado subsecretario del mencionado ministro, nuestro héroe entró a formar parte de los cuadros del Movimiento, como Consejero Nacional, con su camisita y su canesú.

Con la presidencia del CSIC, poco después, arranca una fulgurante carrera político-científica, que le lleva a ser, en 1974, subsecretario del gabinete ministerial de Carlos Arias Navarro. Este sujeto, conocido por “Carnicerito de Málaga” en los fluidos ideológicos en los que actualmente nada Federico, ganó ese épico sobrenombre en mérito a su actuación estelar como fiscal en los consejos de guerra sumarísimos celebrados en la guerra y en la posguerra, y que dejaron con su firma más de 4300 republicanos tendidos al pié de las tapias de los cementerios.

Tal vez hubiese podido ser útil la relación de nuestro subsecretario con aquel Presidente del Gobierno, si hubiera servido para recordar algún detalle “interesante” tal vez evocado por Arias en aquella época, que pudiese contribuir a esclarecer algunos de los crímenes franquistas que la Ley de Memoria Histórica trata de elucidar. Lo digo a juzgar por el entusiasmo que dicha ley ha suscitado en nuestro personaje, si creemos en sus elogiosas declaraciones al respecto.

Pero no acabó aquí su asombrosa singladura histórica. Montando el tigre de la Transición, de la mano de otro Consejero Nacional, Adolfo Suarez [este sí admirable por su demostrada sinceridad respecto de su caída del caballo, el 23 de Febrero] llega a Ministro de Educación con el gobierno de Calvo Sotelo, después de entrenarse como diputado durante cinco años. Como en 1978 ya había sido nombrado vicepresidente de la UNESCO, tras la travesía del desierto en la desvencijada carreta del CDS conducida por un Suarez caído en desgracia, consigue la presidencia del organismo internacional en 1987. La conservó hasta 1999.

La actitud antisemita de Mayor Zaragoza para con el estado de Israel, a lo largo de aquellos tiempos, se verifica en una serie de decisiones harto significativas.

Después del abandono de la institución por parte de los EEUU, de la Gran Bretaña y de otros países europeos en base a “la guerra cultural que sostiene la institución contra Israel y Occidente” en 1984, este enfrentamiento es recogido por Mayor Zaragoza, que parece asumirlo como una contienda personal, declarando en 1989 que “la ocupación de Jerusalem por parte de Israel”, destruía la ciudad santa a causa de sus “interferencias, destrucciones y transformaciones”.

En 1990 critica los “cambios irreversibles” sufridos por el patrimonio arquitectónico, como consecuencia de la “ocupación” de la capital por parte de Israel.

En 1993 nuestro protagonista rechaza participar en una conferencia científica internacional porque debería tener lugar en Jerusalem.

En el coloquio convocado por la UNESCO sobre Jerusalem que se desarrolló en París en 1996, participan todos los estados árabes, pero Israel no es invitada.

En 1998 una delegación de la institución que visita Israel rechaza un encuentro con oficiales israelíes.

En el año 1999 Mayor deja la presidencia, pero sus sucesores continúan su particular cruzada anti-Israel.

En 2001 la UNESCO adoptaba la denominada “Declaración de El Cairo para la preservación de las antigüedades de Jerusalem”, en la que se acusa falsamente a Israel de destruir el “patrimonio musulmán” del Monte del Templo de la ciudad vieja, y que tenía por objetivo desviar la atención de los actos de vandalismo palestinos contra la herencia arqueológica e histórica.

En el año 2005, en el marco del 50º aniversario de la ONU, la UNESCO rehusó mencionar la Shoah en su declaración sobre la Segunda Guerra Mundial.

En 2009 la UNESCO designa Jerusalem “Capital de la cultura árabe”.

Una de las actuaciones más patéticas de estos sulfurosos antisemitas tiene lugar en el 2010, cuando publican un informe sobre la ciencia en los países árabes y transforman al filósofo judío Maimonides en un musulmán de nombre Moussa Ben Maimoun.

En el mismo 2010 adoptan una resolución en virtud de la cual la tumba de Raquel en Belén y la tumba de los Patriarcas en Hebrón se convierten en mezquitas musulmanas, a pesar de formar parte de los lugares más sagrados para el judaísmo.

En el mes de Julio del presente año y bajo la presión del bloque árabe capitaneado por Jordania, la UNESCO ha prohibido todos los trabajos arqueológicos de Israel en Jerusalem.

Por último, según el ministro palestino de la Cultura, el arqueólogo Hamdam Taha, la arqueología de la UNESCO ”sirve para escribir o reescribir la historia de Palestina”.

La UNESCO, institución dependiente de la ONU, lleva a cabo en Medio Oriente una política militante contra la cultura occidental y en especial la israelí, que desmiente los principios contenidos en sus propios estatutos. Se podría afirmar sin mucho riesgo que, desde su fundación, esta institución fue uno de los baluartes avanzados del comunismo en el contexto de la guerra fría. Pero lo más preocupante es que tras la derrota y desmantelamiento del paraíso proletario, esa institución se ha convertido en un bastión irredento, animado infatigablemente por un reducido gang de pretendidos intelectuales de tendencias totalitarias, cuya labor trasnochada y caduca sirve de coartada a los enemigos de nuestra civilización, dotando a toda clase de mediocres donnadies, oportunistas y carroñeros, de una supuesta “buena imagen internacional”.

Como hemos visto, gente con una conciencia de chicle, acomodaticios e irrelevantes, como nuestro ilustre pelotillero Federico Mayor Zaragoza, han desarrollado una astucia darwiniana asombrosa a la hora de adaptarse a las rugosidades de la historia.

Yo tuve la ocasión de conocerlo personalmente, cuando era ministro de Educación, con Calvo Sotelo, con motivo de una serie de entrevistas que hicimos Lalo Azcona y yo para “La Gaceta Ilustrada”(dibujo de ahí arriba). Honestamente debo reconocer que me dejé seducir por su discurso de corte liberal y culto, que no era tan frecuente en boca de ningún político en aquella época. El único que sostuvo un postura análoga ante nosotros entonces, fue esa especie de telepredicador de la ciencia “todo a cien” que es hoy Eduardo Punset, asimismo ministro de Relaciones con las Comunidades Europeas con Suarez, en la época.

Al héroe prodigioso de nuestra historia de hoy, solo nos falta encontrarlo en un par de sitios. Formando parte del fantasmagórico Tribunal Russell sobre Palestina -espectral resurrección del Tribunal Russell-Sartre de la guerra del Viet-Nam, diseñado en Marzo del 2009 por algunas viejas glorias del antisemitismo progre- o en una foto posando sobre la cubierta de uno de los barcos que provocan a la Armada israelí en los confines del bloqueo marítimo de Gaza, esperando a que un marino judío le agarre de la camisa azul desvaído y lo facture de vuelta, como paquete con destino equivocado y la etiqueta: “Frágil/Antigüedad”.

Pero no nos desanimemos.

Todo se andará, Dios mediante, y si Yahveh no lo remedia.

viernes, 4 de noviembre de 2011

¡Ojo con el turco! (...y van dos)

Caricatures de notre bien-aimé Prophète Mohamad Salla Allah`alayhi wa salam

Une évidence pour les doués de raison

Mise à jour :

L’incendie d’origine criminelle qui a ravagé les locaux de l’hebdomadaire à Paris suscite de Rabat l’indifférence, voire une certaine complaisance vis-à-vis des auteurs. «Charlie Hebdo brûlé par les flammes de l’enfer» a été un commentaire très repris sur Facebook au Maroc.
Interrogé de Casablanca par Radio Atlantic, le dessinateur Charb, directeur de l’hebdo a exprimé pourtant son incompréhension vis-à-vis de «ces c*** qui croient que détruire des locaux d’un journal pourrait tuer sa liberté». Pour lui, «les vrais musulmans n’incendient pas les journaux» comme s’il connaissait quoi que ce soit de l’islam.
Pourtant, son discours passe mal au Maroc où Charb est jugé suspect et ambivalent. Pire, on le qualifie de «fasciste» proférées par un porte-parole des Frères musulmans en Hollande sur le 7ème Jour, un site égyptien basé au Caire (en arabe), sont abondamment relayées par les Facebookiens marocains. On annonce même qu’un procès sera intenté contre Charlie Hebdo avec le concours d’une brochette d’avocats tunisiens et libyens, et l’on se plaît à diffuser le message d’un site syrien (en arabe) qui relate comment et par qui celui de Charlie Hebdo a été hacké.


Una página web, http://www.forsane-alizza.com, que os recomiendo encarecidamente si queréis estar al tanto de la mansedumbre de los llamados islamistas moderados, publicó el comentario de ahí arriba que os paso a traducir, a pesar de su deleznable redacción ¡el 2 de Noviembre a la 1h 06m! Ojo a este detalle, porque la policía de París estableció la hora del atentado a la 1 de la mañana del mismo día.

“Caricaturas de nuestro amado Profeta Mohamad, Salla Allah`alayhi wa salam.

Una evidencia para gente razonable.

Recapitulemos,

El incendio de origen criminal que a devastado los locales del semanario de París, suscita la indiferencia de Rabat o incluso una cierta complacencia, respecto de sus autores. ”Charlie-Hebdo quemado en las llamas del infierno” ha sido un comentario muy difundido en el Facebook de Marruecos.
El dibujante Charb, entrevistado por Radio Atlantic de Casablanca, ha expresado, sin embargo, su extrañeza respecto de “esos jilipollas que creen que destruyendo los locales de un periódico pueden suprimir su libertad”. Para él, “los verdaderos musulmanes no incendian periódicos”, como si conociese mínimamente algo del islam.
Sin embargo, su discurso no cuela en Marruecos donde Charb es considerado sospechoso y ambiguo. O aún peor, la calificación de “fascista” por parte de un portavoz de los Hermanos Musulmanes en Holanda en el ”El séptimo día” , un portal egipcio basado en El Cairo (en árabe), es abundantemente secundada por los miembros marroquíes de Facebook. Se anuncia incluso que se tratará de procesar a Charlie-Hebdo, por parte de un equipo de abogados tunecinos y libios, y que un portal sirio (en árabe) se prepara para difundir un mensaje relatando cómo y por quién ha sido hackeado el de Charlie-Hebdo”

Bien, creo que el asunto se comenta por sí solo.

Para los que no os hayáis enterado, el semanario satírico Charlie Hebdo publicó la semana pasada una portada que os ofrezco más arriba. Respuesta de los interesados : incendio de los locales de la revista y ataque a su página web. Al día siguiente, Bluevision, servidor de esa página web rechazó publicarla en línea de nuevo, tras ser amenazados de muerte sus responsables.

Yo he sido suscriptor de Charlie-Hebdo desde los años sesenta, nada más aparecer, hasta bien entrados los ochenta, y me siento concernido por el atentado en calidad de lector y en la de antiguo miembro de la profesión periodística. Concernido y profundamente cabreado.

Ya sabíamos como se las gasta la conferencia episcopal islámica cada vez que a alguien se le ocurre imaginar el careto de malaostia de su amado pastor árabe. Su sentido del humor solo es comparable a su sentido de la tolerancia. Cualidades que suelen estar siempre relacionadas, por otro lado. Ya. Pero todas esta basura nauseabunda acumulada, llegado un momento, es insoportable. ¡Y mira que lo vengo avisando!

¡Cuidado con el turco!

¿Todavía hay algún estúpido ingenuo que no vea lo que está pasando?

Cuando yo trabajaba en la prensa, publicamos en un semanario del grupo editorial un reportaje sobre la “profecía” de Nostradamus; era el año 1980, el señalado en su previsión como el del fin del mundo. Recuerdo haber leído con una sonrisa distante el detalle del relato en el que se describía como el Rey de España derrotaba al Islam que amenazaba a Occidente. La “propuesta histórica” del supuesto profeta del apocalipsis me pareció en1980, y ahora en 2011, difícil de mejorar en cuanto a la delirante ucronía que supone el Islam como amenaza, en el relato histórico, cuando unos neutrinos están a punto de desmentir la teoría general de la relatividad.

Debo reconocer que aún hoy tengo la tentación de pensar que alguien me está gastando una broma, o que me he pasado con las sustancias no autorizadas, sino fuera por las trágicas realidades que esa ideología de asesinos nos proporciona periódicamente. Pero creo que esta increíble incoherencia histórica no es el producto de una improbable modernización del Islam, cosa descartada por su radical naturaleza inmutable, sino de la arrogante ceguera y paralizante cobardía de la que hacen gala los actuales dirigentes políticos occidentales.

Y claro, así mismo, de los acojonados pueblos que los eligen y que viven amodorrados en sus suicidas estándares de libertad, bienestar y prosperidad, en los que no figuran más que derechos. Y es que esas condiciones de existencia fueron heredadas por quienes son incapaces de recordar los sacrificios que costaron. Y lo son por la simple razón de que no se puede recordar lo que nunca se aprendió. Y eso lo explica casi todo.

Pero mira tú por dónde, están coincidiendo en el tiempo y el espacio el declive del estado como Providencia, y una inesperada ofensiva de la barbarie analfabeta de la babucha y el turbante. ¿Casualidad? ¡Ná! La realidad (¿o era Dios?) no juega a los dados, como dijo el tío Albert. Cuando el de aquí retrocede, el de allí avanza. Física pura. Horror al vacío. Y lo peor es que conocemos perfectamente lo que sucede. Y lo que seguirá a lo que sucede. Ya pasó otras veces. ¿Ganarán los buenos? Seguro. Lo malo es el precio a pagar por no evitarlo a tiempo. Precio que pagaremos todos. Los que avisamos y los que no quieren enterarse.

Y la cuestión es : ¿no aprenderemos nunca?

¡Hay que joderse!